Esa noche decidió leer acerca de su capricho, se sintió emocionada por su capacidad de añorar con tanta intensidad.
Se recriminó por un par de palabras y se sorprendió con el gran alcance de otras y al final descubrió que sus letras no son más que el retrato de sus sentimientos.
Melancolía, melancolía, alegría, tristeza, decepción, temor, añoranza y nuevamente melancolía...
¿Donde está el amor?
Quizá cada palabra lo sea.
Temo el día que nos veamos y nuestras miradas se crucen.
Temo que mi cuerpo te añore, tal como te añora en las noches de insomnio.
Temo no razonar y olvidar.
Temo tocarte
Temo acariciarte
Besarte
Rozarte
Añorarte
Y temo aún más sentir nada después del todo.
Me has acompañado por tanto tiempo que luego de odiarte te he aprendido a comprender, he notado tu esfuerzo por empequeñecerme, pero en cambio me he hecho más grande.. Y más fuerte.
He añorado por años que te alejes, he añorado la calidez de la que careces y la cercanía que jamás me podrás dar y hoy me doy cuenta que eres mi compañera, que incluso cuando te soy infiel, esperas paciente el momento para atacar y ya no me duele, no me afecta.
Sé que eres parte de mi, siempre estaras, eres mi consuelo y mi tortura, mi debilidad y fortaleza y lo mejor de todo es que te conozco y sé cómo tratarte...
Y de repente siento que me importas.
Cómo si las palabras estuvieran a punto de desbordarse con tu despedida,
Te veré mañana lo sé, pero es esta necesidad imperiosa de advertirte que te empiezo a necesitar lo que me hace buscar las palabras adecuadas para hacértelo saber sin que te alejes o sin que me aleje...
To Ef
Este, si, ahora.
Es el momento perfecto para que me hables, no te juzgaré, no me enojaré, solo... Regresa
