jueves, 30 de octubre de 2014

17

Ella se siente liviana de una forma extraña, demasiada calma en una mente ajetreada.
Se pregunta una y otra vez como de todas las decisiones posibles terminó tomando las menos convenientes. 
Culpa al miedo y a cierto aprecio por la soledad; ninguno de los dos son los mejores consejeros y fue a ellos precisamente a los que acudió.
Ahora se halla sola, pretendiendo a las 12 de la mañana, atraer con sólo recuerdos un amor que no regresa.