Mariam despierta, da una vuelta, es el chico de la noche anterior; medita un poco acerca de sus pensamientos, ve en el fondo una de las tantas consecuencias de su infancia, sonríe por que al menos ya conoce la razón de muchos de sus comportamientos, sabe que pronto se sentirá peor y decide salir a tomar un poco de aire.
Mientras camina, recuerda cómo fue, los gritos, la desesperanza, la tristeza, los engaños, todo magnificado por la fragilidad propia de los niños. No sabe que hacer, no ha encontrado aún la forma de perdonar, conoce los comportamientos, conoce las razones, pero no sabe como parar, todo es demasiado confuso.
Ahora recuerda la gran cita del día anterior que decidió arruinar al momento que le preguntó si quería acompañarla a la casa. No encuentra la forma de establecer conexión alguna, una vez ha traspasado los límites.
- Es difícil que se queden en todo caso -murmura al recordar que se marchan en cuanto descubren lo jodida que está de la cabeza.
Entra a la cafetería.
-Buenos días, me regala un café por favor.
-Claro, enseguida -Sonríe la chica super dientes blancos que por alguna extraña razón no le cae bien,
Se sienta mientras espera el café, mira a la calle y suspira. Revisa el celular un poco por manía y decide reeleer la última conversación.