¿Se puede extrañar lo que no te pertenece?
Lo cierto es que aquel que se marchó, se quedó por siempre.
Siempre quiso ser tanto y un día se preguntó si quizá, era hora de ser nada, era hora de adueñarse de la nada y ser nadie, para poder ser todo.
Gracias por que vivo, gracias porque existo, gracias por que soy, gracias por que pienso. Gracias.